Hace muy pocos años que
visito lugares abandonados, cerrados y olvidados.
Empecé en esto de la mano
de un buen amigo y en compañía de una
pequeña cámara compacta; tras un tiempo sin saber el uno del
otro perdimos el contacto, pero un buen día nuestros caminos se
volvieron a cruzar y decidimos retomar la afición que compartíamos.
Pronto me uní a otros "compañeros de abandonos” que se acabaron
convirtiendo en amigos con los que compartir fotos, experiencias,
sueños, viajes y sobre todo risas. Más tarde una
pequeña nikon D50 y mucha inexperiencia se
unieron al grupo.
De
todos los sitios que he visitado, Xanadú es para mi
como un cuento de hadas, un lugar mágico que tuve la
suerte de descubrir junto a mi pareja e inseparable
compañero Mandorcoroví. Un lugar abrumador donde se
detuvo el tiempo, un lugar que me inyectó tal cantidad de
adrenalina que fui incapaz de dormir durante cuatro
días y que hizo que deambulara de lugar en lugar, de
abandono en abandono buscando reencontrar esas sensaciones, que
muchas veces he vuelto a sentir.
Con
las fotos intento recordar la sensación que me ha producido
el lugar tal y como es ahora, la mayoría de veces vacío,
apagado e inerte, pero también las sensaciones que me
provocó pensar en como era antes, lleno de vida, de luz, de
gente, de bullicio y probablemente de alegría. Con ellas intento
materializar mi sueño y mis aventuras, mi punto de vista y mis pensamientos.
Gracias por
visitar este sitio, os
invito a pasear por mi visión de estos
lugares tan especiales, espero que os guste mi
cuento de hadas: Érase una
vez … Xanadú.
Ah! y
para los curiosos, cuando estuve
con Mandorcoroví sumergida en mi cuento y entré en la gran
sala de la chimenea nos quedamos sin aliento y exclamamos “Es
como Xanadú!!!” la mansión de la película de Orson Welles
“Ciudadano Kane” con su gigantesca sala de la chimenea. De
ahí el nombre.